El queso Saint-Marcellin es una pequeña joya francesa proveniente de la región de Ródano-Alpes, específicamente de Isère. Este queso de pasta blanda y textura extremadamente cremosa es elaborado tradicionalmente con leche de vaca, aunque en sus orígenes se hacía con leche de cabra. De tamaño pequeño y forma redonda, su delicada corteza comestible lo convierte en un verdadero manjar para los amantes de los quesos suaves y cremosos, con una intensidad que aumenta a medida que madura.

Maduración de 2 a 4 semanas, durante las cuales su pasta se vuelve cada vez más cremosa y untuosa. Sabor suave y delicado cuando está fresco, con ligeras notas lácticas y afrutadas que recuerdan a la nata y la mantequilla. A medida que madura desarrolla un sabor más intenso y ligeramente afrutado, con un toque de champiñones y frutos secos que lo hacen irresistiblemente complejo. Textura cremosa y fundente, a menudo tiende a ser muy blanda, casi líquida, en su estado más maduro. Su interior es suave, ideal para untar. Aroma moderado, con notas frescas de

Acompáñalo con una baguette crujiente o tostadas de pan rústico, y realza sus sabores con un toque de miel o algunas frutas frescas como uvas o higos. También es exquisito gratinado en platos de verduras o sobre una ensalada tibia con nueces y un toque de vinagreta para un plato gourmet sencillo pero impresionante.